Toda empresa espera conseguir la mayor productividad de sus trabajadores. Se ha hablado y se han probado muchas fórmulas que buscaban precisamente eso, y los resultados son variados, pero positivos en muchos aspectos. Entre estas fórmulas encontramos la práctica del teletrabajo o del coworking.
Con medidas como el teletrabajo, por ejemplo, no sólo se han obtenido aspectos positivos en cuanto a la productividad, sino para la conciliación de la vida personal y profesional del trabajador. Ahorro de tiempo en desplazamiento, más tiempo para pasar con la familia, mayor posibilidad de autogestión.
No todo el mundo es más productivo de esta forma. Influye mucho el tipo de trabajo a desempeñar y del método de trabajo que tenga cada uno. Se necesita tener cierta independencia para poder desarrollar el trabajo o más bien se necesita establecer una metodología en la que estén bien definidos los tiempos de supervisión del trabajo y saber establecer bien los objetivos.
Esa metodología de trabajo es muy característica de los emprendedores. Porque un emprendedor se fija sus objetivos y analiza sus logros, al igual que trabaja de forma autónoma en el día a día y quiere ser lo más productivo posible para que sus proyectos sean un éxito.
Sin embargo, la soledad y las intromisiones familiares cuando se trabaja en casa suelen convertirse en inconvenientes a la hora de trabajar. Para eso surge la solución que ofrece el coworking:
- Nada de soledad: en un espacio de coworking no estás solo. Como tú, hay más personas trabajando en ese mismo espacio para compartir ideas, técnicas o simplemente, un café en el rato de descanso.
- Nada de interrupciones: tu espacio de trabajo, aunque sea dentro de un espacio compartido, es un espacio respetado. Sales de la rutina del día a día, te quitas el pijama y te sientes con fuerzas para trabajar.
- Más espacio para no sólo desarrollar el trabajo rutinario del día a día (reuniones, cocina, formación y tantas otras cosas útiles que poder aprovechar sólo si te viene bien y si te conviene).
- Nada de horarios rígidos: cuando uno tiene proyectos con objetivos que sacar adelante se sabe ser responsable sin estar pendiente del reloj. La autogestión pasa por imponerse y adaptar los horarios necesarios de cada uno. El coworking vale para los que se pasan el día entero en la oficina igual que para los que sólo necesitan echarle unas horas.
Estas razones, junto a otras como que los costes se reducen al compartir gasto energético o de mantenimiento, o que puede estar más cerca un espacio de coworking que la propia oficina de una empresa, hacen que el coworking sea cada vez sea más interesante y más productivo tanto para trabajadores, como para emprendedores.